El Proyecto Chimix nace a partir de la iniciativa internacional Safewater, en la que participan la Universidad de Ulster, la Universidad de Medellín, la Universidad de Sao Paulo, el Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquía y Cántaro Azul. Juntas, dichas instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil, hemos puesto en marcha a partir de 2017 un proyecto de investigación transdisciplinar, que trabaja en el desarrollo e implementación de soluciones que permitan proporcionar agua segura a comunidades rurales en México y Colombia.
En México, como Cántaro Azul, hemos integrado un equipo multidisciplinario e intercultural, que durante los primeros años del proyecto, ha trabajado en el diseño de los sistemas de agua segura en conjunto con los socios de Safewater, particularmente la Universidad de Ulster. Así como en los estudios de factibilidad para implementar el proyecto en una comunidad cuyos habitantes hicieran uso de múltiples fuentes de agua en su día a día (ríos, arroyos, pozos, agua de lluvia, manantiales), no tuvieran un sistema de agua entubada en sus casas y estuvieran dispuestos a participar un proyecto con estas características.
Es así que a finales del 2019, aprovechando la experiencia adquirida en nuestros programas Agua Segura en Escuelas y NuestrAgua Gestión Comunitaria, y entendiendo la necesidad de contar con un enfoque comunitario y lo más integral posible, decidimos implementar un proyecto piloto en la comunidad tsotsil de Chimix, municipio de Chenalhó, ubicado en Los Altos de Chiapas. Por lo que el Proyecto Chimix nace de la intersección de estos tres esfuerzos que comparten enfoques y objetivos. El propósito del piloto es diseñar, implementar y evaluar soluciones para el abastecimiento, tratamiento y distribución de agua segura nivel hogar, reduciendo su recontaminación por el almacenamiento inseguro.
Al final de la fase de implementación, cerca de 200 familias de la comunidad de Chimix contarán con sistemas de agua segura (denominados Mark III y Mark OS) en sus hogares, capaces de almacenar 250 litros y de proporcionar 50 litros de agua segura al día en los diferentes puntos de uso, que es el mínimo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cabe aquí mencionar que el Mark OS es una versión del Mark III, adaptada por el equipo de Cántaro Azul para funcionar específicamente en contextos rurales.
Actualmente, se han instalado alrededor de 104 sistemas, algunos de ellos con el complemento de sistemas de captación de agua de lluvia, gracias a una colaboración con Isla Urbana. Se estima que durante el primer trimestre de 2022 se cubra la mayor parte de los hogares previstos. Durante la implementación, el equipo de Cántaro Azul ha enfrentado diversos retos, entre los que destaca, por supuesto, los retrasos que generó la pandemia de Covid-19. Pero también, saber adaptar el diseño del proyecto para respetar los tiempos y formas de la comunidad, procurando que los beneficios de la intervención se extiendan de forma equitativa.
En este sentido, una innovación importante respecto a otras intervenciones de Cántaro Azul, de la que se han obtenido muchos aprendizajes y resultados positivos, ha sido la decisión de incorporar al equipo de implementación a cuatro personas de la comunidad en calidad de técnicos. En los hechos, ellos han servido como puente con las familias y actualmente están siendo capacitados en el manejo y mantenimiento de los sistemas de agua segura, con la intención de garantizar la sostenibilidad del proyecto a futuro.
Otro aspecto a destacar es que como parte de la iniciativa Safewater, el Proyecto Chimix está generando cuantiosos datos que surgen del monitoreo de la calidad del agua, los comportamientos asociados a su uso, la gestión del agua en el hogar y la salud de las familias (en especial sus niñas y niños). Estos datos están nutriendo diversos proyectos de investigación en las entidades participantes en Safewater y permitirán optimizar el diseño de los sistemas de agua segura para futuras implementaciones en otras comunidades de México y el mundo.
En este sentido, también cabe mencionar que dicha información se está utilizando para elaborar diversos materiales que se entregan tanto a los hogares como a la comunidad, con la intención de que las familias conozcan los resultados sobre la calidad del agua que están utilizando en su cotidianidad, así como del impacto que esto está teniendo en su salud. Además, se han realizado nuevos materiales didácticos dentro del programa Agua Segura en Escuelas, aunque por motivos de la pandemia de Covid-19 estos aún no se entregan.
Dentro del Proyecto Chimix, ha sido muy importante y un reto trabajar con toda la comunidad, obtener retroalimentación por parte de los hogares que participan y garantizar una adecuada devolución de los resultados de la investigación que se está llevando a cabo. Para realizarlo, el equipo conformado ha trabajado arduamente, obteniendo muchos aprendizajes sobre todo a nivel de diseño del proyecto, logística y resolución de problemas en campo. Gracias a lo cual, se han enriquecido mucho nuestras metodologías de trabajo en comunidad.
En cuanto a la gestión comunitaria del agua, un proyecto así aporta muchos aprendizajes al nivel de la sostenibilidad de una tecnología ya en comunidad. Porque esto significa llegar a acuerdos dentro de la misma, formalizar ciertos estatutos, y saber qué se va a hacer con la tecnología en diversos escenarios. Por ejemplo el de cuando alguien fallece, o cuando una familia migra. La tecnología implementada en los hogares es un bien común y esto plantea múltiples retos y oportunidades en su manejo.
Por lo anterior, el próximo año se trabajará más intensamente desde el programa NustrAgua Gestión Comunitaria, para propiciar un adecuado uso, manejo y mantenimiento de la tecnología por parte de la comunidad, a través de sus órganos de toma de decisiones colectivas. Lo cual será fundamental para garantizar la sostenibilidad del Proyecto Chimix a futuro.