En la región de Los Altos de Chiapas, se encuentra Sitalá, un municipio que enfrenta desafíos relacionados con el acceso al agua. Durante la temporada de estiaje, la escasez de agua se agudiza y, además, existe una falta de conocimiento sobre lo que implica agua potable. En la localidad de La Unión, perteneciente al municipio de Sitalá, habitan aproximadamente más de 100 familias. Varias organizaciones han recopilado información sobre las condiciones de vida de la comunidad y se han enfocado en uno de los servicios que más necesitan, según lo expresado por las propias familias: el servicio de agua.
La comunidad está dividida en dos fracciones por los partidos políticos, lo que representa un desafío significativo. Esta división dificulta la participación comunitaria, el trabajo colaborativo y, especialmente, la toma de decisiones en las asambleas para mejorar la comunidad y los sistemas de agua.
Actualmente, la comunidad está experimentando problemas con su sistema de agua. Recibieron una caseta para potabilizar el agua hace menos de un año, pero solo funcionó por un corto período de tiempo y ahora está desconectada. Como resultado, la gente se ve obligada a consumir agua sin tratar, lo que plantea riesgos para su salud. Es necesario mejorar la participación y los acuerdos comunitarios para abordar este problema y garantizar que la comunidad tenga acceso a agua potable segura.
La selección de los comités de agua se llevó a cabo a través de una asamblea comunitaria. En el comité, se designaron a tres mujeres para operar la caseta potabilizadora de agua. Al asumir sus funciones, recibieron críticas de la comunidad por suministrar agua clorada, ya que era la primera vez que se proporcionaba agua tratada y adicionalmente, las personas valoran el agua en términos de cantidad sin considerar la calidad. Muchos expresan que han consumido agua cruda directamente en el pasado sin experimentar efectos negativos.
Existe una renuencia al consumo de agua clorada. Para seguir convenciendo a la gente, se han capacitado a los comités operadores de la caseta para la correcta aplicación del cloro en el agua para su potabilización. Junto con ellos, Cántaro Azul ha realizado monitoreo y muestreos de la calidad del agua para garantizar agua segura en todo momento.
El comité de mujeres ha expresado su preocupación por no haber sido tomadas en cuenta en la toma de decisiones. Han insistido en buscar una solución y poder volver a instalar la caseta potabilizadora de agua, ya que están convencidas de que el agua que llega a sus casas no es apta para el consumo.