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Héctor Castelán

Mi experiencia de vida en Cántaro



Casi 14 años en Cántaro Azul. Qué fácil y rápido mencionarlo, y sin embargo ha sido un largo viaje de vida, lleno de aprendizajes, lleno de aventuras. A veces de tropiezos y desencantos pero que siempre resultaron en un impulso para lograr algo mejor.


Entré a Cántaro un 29 de enero del 2009. Tal vez un poco más delgado y con un poco más de cabello pero con la misma actitud positiva muy característica en mí. Casi puedo jurar que desde que entré a la oficina, en ese entonces ubicada en La Paz, Baja California Sur, supe que mi viaje con este gran equipo iba a llegar muy lejos.


Mi inicio con Cántaro fue con la evaluación de la Mesita Azul. Un arduo estudio que duró hasta el 2011, que detonó el modelo final de agua segura y que fue diseñada con la participación de las comunidades, principalmente de mujeres. Este estudio, como los proyectos venideros, me permitieron conocer lugares increíbles tanto de mi querida Baja Sur como en todo México, incluso fuera del país. ¡Cuánto disfruté tantos atardeceres en muy diferentes lugares!, ¡Conocer tantísimas comunidades!, todas y cada una entrelazadas entre sí por este hilo conductor que es el agua.



En ese entonces también comenzamos a gestar redes comunitarias en Sierra La Laguna en Baja California Sur, que poco a poco maduró en lo que hoy es el programa de Gestión Comunitaria del Agua en Chiapas; también me tocó estar en los muy primeros pasos de lo que hoy es Agua Segura en Escuelas pero en comunidades de dicho estado.


Esos proyectos en los que me tocó ser diseñador, administrador, formador, analista, evaluador, plomero, eléctrico y hasta chalán de obra, sin duda laguna han dejado una profunda huella positiva en mi persona, y más aún porque siempre estuve acompañado de grandes personas, tanto de Cántaro como gente de las mismas comunidades, desde Baja California Sur, hasta Querétaro, San Luis Potosí, Durango, EdoMex, Tabasco, Veracruz, Oaxaca y desde luego Chiapas.


No puedo dejar de mencionar al proyecto del BID, un estudio que sin duda alguna más marcó tanto a nivel profesional como a nivel personal y donde terminé por conocer a la persona que ahora es parte central de mi vida y mi motor para seguir adelante.



Pues bien, este viejo lobo de mar regresa al norte, con mucho más conocimiento y ganas de continuar la lucha por el agua, ahora desde otras trincheras de México. Ya veremos a dónde nos lleva esta marea de vida. No me queda más que agradecer a Cántaro por todo lo que me ha dado, permitirme ser parte de este maravilloso proyecto y haber podido caminar estos años a su lado.


Les llevo de hoy y en adelante, siempre en el corazón.


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