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Pablo Suárez

Mi trayectoria en Cántaro Azul



Encuentro intergaláctico de “mierda”


¡¡¡Buen día colegas!!! Me da mucho gusto saludarles por aquí. Increíblemente ya es diciembre. Espero que estén teniendo un muy buen cierre de año y que todos sus proyectos vayan caminando de la mejor forma.


Aprovechando que recientemente conmemoramos el día mundial del retrete (19 de noviembre) y que sigue siendo un buen momento para celebrar los retretes y reflexionar sobre la brecha que todavía existe en todo el mundo en materia de saneamiento, les quiero platicar una anécdota.


Así que antes de comenzar con el contenido de mi trayectoria en Cántaro Azul, retrocederé un paso para contarles sobre el ¿Por qué estoy aquí? Y me refiero a, ¿Por qué estoy en el camino del agua?


Seguramente algunos de ustedes se les hará extraño el título con el que he nombrado esta sección. Se que no es común utilizar la palabra mierda y menos para un título de una presentación de trabajo, pero mi historia tiene que ver con esto y con el “encuentro intergaláctico”, cuando, hace algunos años, contactaron conmigo unos seres de una civilización avanzada con un nivel de inteligencia que no podemos ni imaginar, han viajado años luz a través de sistemas solares y galaxias. Pasando por la tierra quedaron sorprendidos de la manera tan consciente de como defecamos en el agua. Me subieron a su nave y me regresaron a la tierra. Me han puesto una misión para realizar aquí en la tierra.


Fue unos días después de esto, cuando descubrí cuanta excreta le ponemos al agua cuando le jalamos…Quizás ya se convirtió en un tema muy estandarizado en mi existencia, pero al mismo tiempo vamos al baño 3 veces al día y es lo primero que hacemos cuando nos despertamos.


Conforme pasaba el tiempo después del encuentro intergaláctico, era más claro para mí que, como humanidad, estábamos relacionándonos de una manera errónea con el agua y necesitábamos hacer algo al respecto.


Fue entonces cuando, hace más de 25 años, asumí la misión que me fue encomendada y empezamos a trabajar para ello, pero de todo este tiempo, ahora les contare sobre el viaje de los últimos 9 años en el Barco Azul.


De manera resumida, en esta línea del tiempo, podemos ver algunos de los proyectos por año en los que estuve involucrado. Y digo alguno de los proyectos porque no me daría el tiempo ni el espacio para escribir todo lo que hemos hecho en estos 9 años.



En 2015, al entrar a Cántaro Azul, recuerdo una sensación de ambiente hogareño en aquella oficina repleta de tuberías, cubetas, mesitas azules, escritorios y unas cuantas personas apasionadas por el trabajo que estaban realizando en Chiapas. Una de las primeras paradas del viaje y muy obligatoria fue conocer la Mesita Azul y trabajar en ella, integrado la filtración, previa a la luz ultravioleta.


Después, en ese mismo año zarpamos hacia el programa de Franquicia Social, diseñando y construyendo Kioscos de agua para ser operados por mujeres emprendedoras, sobre todo en la región de la Meseta Comiteca, aunque también implementábamos kioscos comunitarios en los Altos de Chiapas para el programa Redes Comunitarias. El espíritu innovador se hacía presente diseñando infraestructura nueva, como fue el caso del sistema para desinfección de agua llamado Prisma Azul.




La siguiente parada en esta aventura, pisando ya el 2016, fue una experiencia muy enriquecedora y a la vez desafiante. Nos tocó trabajar para el programa Agua Segura en Escuelas. En ese entonces el equipo de escuelas era pequeño y todavía estaba construyéndose un modelo, así que, en conjunto con otros colegas, nos dimos a la tarea de conformar el diseño conceptual de la infraestructura retomando elementos lúdicos y formativos y usando la lluvia como una fuente de agua principal para estos sistemas.


En esta parada permanecimos aproximadamente 3 años, diseñando, construyendo, viajando y conociendo escuelas rurales y urbanas de Chiapas y Oaxaca principalmente.

Durante este periodo, nos sacudieron algunos sismos que nos hicieron reflexionar en cuanto a la solidaridad y nos activamos rápidamente para llevar ayuda humanitaria a las escuelas de las regiones más afectadas en los Estados de Puebla, Oaxaca, Chiapas y Morelos.




En el 2018, trabajamos en un proyecto que ya venía gestionándose desde tiempo atrás, el proyecto piloto con INIFED. Nos representó un gran reto, varias desveladas y muchas tazas de café, pero al final fue muy satisfactorio participar en el proyecto con la implementación de bebederos utilizando el agua de lluvia como fuente principal en 14 escuelas, en Chiapas, Tabasco y Veracruz, obteniendo valiosos aprendizajes y resultados positivos.


Además, en este año, después de algunas paradas intermitentes nos anclamos un buen rato en el hermoso parque Natural Encuentro, una parada fantástica que me contagiaba de armonía todas las mañanas que me tocaba llegar a trabajar ahí.


El parque fue el lugar perfecto para sembrar ideas y una de las primeras semillas que germinaron fue el laboratorio experimental La Casa del Agua, y posteriormente muchas de las ecotecnias que la mayoría de ustedes conocen. Estos trabajos daban pie a una de las estrategias de innovación y desarrollo que hoy conocemos como proyectos piloto.




En el 2019 Y 2020, apareció el COVID-19 y nos hizo movilizarnos de los trabajos que veníamos haciendo en el parque Encuentro, porque como ya existía el espíritu solidario en los cotextos emergencias en Cántaro Azul, se activó el montaje y la instalación de una planta para producir gel antibacterial en línea y un poco más tarde desarrollamos estaciones de higiene de manos para uso en escuelas como una estrategia para combatir al COVID.





Cuando las cosas volvían a una cierta “normalidad” seguimos desarrollando proyectos en el parque Encuentro...




El 2022, 2023 y 2024, continuamos navegando por algunas comunidades en el Estado de Chiapas con los proyectos piloto. Logramos implementar un Humedal construido para el tratamiento de aguas residuales en una escuela rural de la localidad de Bachen de Poconichim en Chenalhó, baños secos composteros en 5 comunidades del municipio de Sitalá, dos sistemas de cosecha de aguas grises en escuelas en Betania y San Cristóbal y una planta de potabilización de agua con tecnología FiME en el parque Natural Encuentro.




Mientras tanto en el parque natural Encuentro, continuábamos realizando formaciones, recorridos guiados por las ecotecnias, talleres, reuniones, etc. En tan solo 4 años hemos recibido cerca de 1000 visitantes interesados en conocer y aprender sobre las ecotecnias de agua, higiene y saneamiento.


En esta última etapa, surgieron proyectos de asesorías, facilitación de talleres, presentaciones, y acciones que nos fortalecen como equipo como por ejemplo la implementación de los sanitarios composteros en la oficina, y aquí, aprovecho para felicitarles por su compromiso y su dedicación para con ellos.




Así pues, pasaron los años y aunque el viaje sigue su marcha, ha sido una experiencia desafiante pero maravillosa sobre todo haber conocido a toda la tripulación y toda la gente en cada una de las paradas.


Les abrazo y les mando saludos desde el otro lado del mar….

Pablo.





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