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Sophie Morin

Mi trayectoria en Cántaro Azul… ¿Por dónde empiezo?


Tal vez por el inicio, por cómo llegué aquí. Creo que todos tenemos una historia particular de qué nos llevó a Cántaro, y mi caso es muy parecido al de much@s, ya que el que me trajo aquí fue… ¡Fermín! Les cuento.


En ese entonces, a mitad del 2017, ya tenía 3 años en San Cristóbal, 7 años en México, y pensaba que ya era tiempo para mí de regresar a Francia. Después de varios años trabajando en organizaciones sociales, estaba empezando a dar consultorías independientes en temas de procuración de fondos y desarrollo institucional, y me gustaba mucho el poder contribuir a resolver problemas de las organizaciones, sin tener que “engancharme” con ellas.


Y es en ese momento que Fermín, a quien había conocido estando en El Ingenio, me comentó de una oportunidad de colaboración con Cántaro Azul. Yo sabía que estaban contratando ahí, pero ni siquiera quería leer las vacantes, porque justamente ya no me quería “casar” con una organización. Y aquí me ven, 7 años después, casada literalmente con alguien que conocí en la organización y con una bebé cantaresca… Y 7 años después, decidí, ahora sí, ¡regresar de manera temporal a Francia! Así que es un buen momento para reflexionar sobre mi trayectoria en Cántaro.


Creo que las palabras que más ilustran mi paso por Cántaro, son las palabras retos, aprendizajes y compañerismo. Para mí, era un reto trabajar en una organización grande (mi gran preocupación al inicio era poder aprender el nombre de todas las personas ;-) ), con áreas y programas amplios, en un sector que no conocía mucho y con el objetivo de ampliar y diversificar los aliados financieros.


Para variar, entré en un momento de transición: los dos proyectos grandes con Kellogg y FGRA estaban por terminar, y había que diseñar las nuevas propuestas para los próximos 3 años - cualquier parecido con la realidad actual (no) es mera casualidad -.


No voy a poder trazar toda la línea del tiempo en estos 7 años recorridos, pero puedo mencionar algunos de los momentos que ilustran bien estas 3 palabras de retos, aprendizaje y compañerismo:


La intervención post sismos en 2017, a los dos meses de mi llegada: en Oaxaca - Chiapas primero (7 de septiembre) y luego en la CDMX y centro del país (19 de septiembre). En mi caso, los retos tuvieron que ver con la gestión de recursos y rendición de cuentas para las primeras brigadas, y luego los procesos de reconstrucción en escuelas con UNICEF.


El conocer el quehacer de Cántaro Azul, desde el diseño conceptual, hasta los procesos en campo, pasando por los procesos administrativos. Recuerdo mi primera salida a campo, a la comunidad de San Francisco, para conocer el sistema de agua entubada segura, con Mariano como super guía.


El diseño de los proyectos para los grandes donantes: el primero fue el proyecto Kellogg 2018-2021, que nos costó muchos meses de trabajo con el equipo de Redes comunitarias, y en particular con Antolin; el de FGRA 2021-2024, que diseñamos con el equipo de Escuelas y Paloma en pleno Covid-19; y claro, este último proyecto integrado FGRA-Kellogg 2024-2027 (con visión al 2033), que no termina, pero que sin duda ha constituido mi mayor reto en este ámbito.


La conformación de un equipo y de un área de trabajo (Fortalecimiento institucional, que se convirtió en Comunicación), con Gaby primero, luego Edna, Carlos, Gaby Sanabria, Montse, Fernanda, Donaji, Romeo, Víctor Diego, Melina, Soe, con participación de Balam por supuesto... Y todas las aventuras que vivimos como equipo: la creación de la campaña Gotas que Suman, el 1er evento de procuración en la CDMX en 2019, el super evento virtual Trazos de agua en 2020, la campaña Semillas de cambios en 2022, los informes anuales (pronto van a salir todos, ¡van a ver!), la renovación de la página web, el lanzamiento de la gaceta, del boletín, de Radio Cántaro, el Reconocimiento a buenas prácticas de Gestión Comunitaria del Agua, la plataforma Aguas con tu escuela, por mencionar algunos de los proyectos que hemos impulsado como equipo.


La planeación estratégica en 2018, la decisión de entrarle a la holocracia, y todo el proceso de transición que esto implicó en los meses y años siguientes; las horas de trabajo con Allan, Wendy; las pláticas sin fines con Fermín y Balam; las docenas de sesiones de capacitación, desahogo, contención, rediseño de la estructura, diseño de roles, círculos, procesos, políticas, inducción, el rol de Guardiana de la transición a la holocracia que últimamente dejé de lado.


Los sinfines de informes a donantes, al SAT, a Cluni, las BDs de presupuesto y las horas trabajando con el equipo de Administración, Aracely, Gladys, Cinthia, y últimamente con Antonieta, Érika y Benjamín, hasta cantar "cuaaaadra, todo cuadraaaa" (referencia a Cambia, todo cambia).


Por no olvidarlo, la loca experiencia de recepción del donativo de Home Depot en el 2018, con el tráiler que llegó a las 11 de la noche y la descarga hasta las 3 de la mañana con un equipo reducido ¡pero super chido!


Las transiciones de espacios, en 2019 primero, con las super ideas de Ane para transformar las oficinas de Cántaro, y la mega mudanza de 2020 de Alcanfores a Cuxtitali, último acto colectivo antes de que el Covid-19 nos mandará a casa (no por mucho tiempo).


La salida temporal de Fermín de la dirección general en 2018 para participar en el proceso de transición del gobierno federal, la breve dirección compartida entre Aracely, Antolín, Paloma y yo, y finalmente la dirección interina de Ane, que fue un momento muy inspirador para mí (al ver a una mujer, mamá de una niña pequeña, liderando a una organización y tomando grandes responsabilidades y decisiones difíciles).


La llegada del Covid 19, las decisiones a tomar a nivel personal y como equipo, la entrada a los nuevos proyectos como Tequio, los protocolos de salud, las sin fines de discusiones sobre las decisiones a tomar.


Las docenas reuniones de equipo, en El Encuentro, León XIII, CIESAS, La Albarrada, las semanas de planeación recientemente, y los cumpleaños, en particular el del 2019, en el que me tocó dar el discurso de los 13 años de Cántaro, y sobre todo participar en la inolvidable presentación de los Cántares Azules, con Armando, Roberto, Mila, Carlos, Paloma, Pablo.


También mi paso por Cántaro coincide con mi experiencia de la maternidad, y la oportunidad increíble de vivir este periodo en las mejores condiciones, sin preocuparme por recibir un salario o tener un trabajo al terminar la licencia.


Claro que también hubo momentos muy difíciles, de crisis, salidas de personas queridas, decisiones difíciles de tomar, momentos que me hicieron cuestionar sobre mi quehacer en la organización, sobre mis límites, sobre el lugar que ocupa el trabajo en mi vida. Sin duda, en todos estos años, Cántaro Azul ha sido más que un trabajo, ha sido un lugar en el que crecí como profesional y como persona, en el que aprendí un montón y me equivoqué mucho, en el que desarrollé vínculos de compañerismo y de amistad profundos, en el que conocí a personas increíbles, un lugar que me ha permitido conocer un poco más la realidad de las miles de familias y comunidades que luchan cada día para tener una vida digna.


Ahora se cierra un ciclo en mi paso por Cántaro, vamos a darnos el tiempo como familia para estar un año por mis tierras en Francia, para reconectar con mis raíces, mi familia, para darnos también un nuevo aire, refrescar la mente, el cuerpo, el alma, el corazón… Y regresar renovad@s, ¡esto espero!


Y a cada una y uno de ustedes, amigas y amigos de Cántaro, les quiero decir: ¡Gracias!



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