En mi infancia, gritar “caca, caca, caca” frente a un grupo de adultos y salir corriendo era un acto de rebeldía y según el tradicionalismo puritano de doble moral, una muestra de “mala educación” solo los niños “malcriados” eran capaces de tales actos, los padres del actor eran juzgados por sus pares, de estar fallando en los modos de conducir el comportamiento de sus descendientes.
También implicaba por supuesto asumir las consecuencias, en el menor de los casos un “coscorrón” o un “pellizco” y en el peor…la exclusión de actividades placenteras como juegos o paseos. Pensando en retrospectiva este acto de desobediencia era doblemente placentero y divertido, por ser prohibido y por alterar a los adultos. En contraste esquizofrénico al tabú, en las reuniones de adultos, (casi siempre por separado hombres y mujeres), a las que los menores teníamos estrictamente prohibido acercarnos, se practicaba el humor escatológico, que los divertía haciéndolos reír por horas.
Los modos de desechar la caca en esos tiempos en nuestro país eran diferenciados según habitáramos en medio urbano, suburbano o rural. Aunque ya había muchas ciudades con drenajes, sobre todo las grandes, en las periferias y en el medio rural predominaban las letrinas, fosas sépticas y defecación al aire libre, los drenajes en pequeñas poblaciones son relativamente recientes y generalmente con tubos conectados a cuerpos de agua.
Las letrinas, fosas sépticas y pozos negros son muy antiguos y también la costumbre de usar los sumideros naturales como depósitos de excrementos y basura, se han encontrado evidencias arqueológicas en Mesopotamia y en la India de sistemas de alcantarillado de más de tres mil años (A de C.). No obstante, se reconoce que la evidencia mejor documentada es de Roma, donde se construyó en forma planeada un sistema para llevar las aguas residuales hasta un punto central de concentración, que se llamaba la “cloaca máxima” y era un lugar enorme específicamente diseñado para esa función.
Se reconoce que después, durante la edad media existían condiciones insalubres en las ciudades de Europa, ya que predominada la costumbre de orinar y defecar en el depósito portátil llamado “bacinica” y sus contenidos eran arrojados a las calles por las mañanas. Algunos castillos y mansiones tenían lugares en un extremo donde se ubicaban las letrinas que dejaban caer los desechos hacia algún espacio externo. Fue hasta 1858 durante el “gran hedor”, que en Londres se inicio la construcción de un alcantarillado para llevar los desechos hacia fuera de la ciudad.
En cuanto a las plantas de tratamiento de aguas residuales, aunque el invento del primer procedimiento se reconoce que fue en Reino Unido en 1906 y la primera planta fue construida en Nueva Jersey, Estados Unidos en 1914, en realidad las primeras experiencias para tratar las aguas en forma planificada se concretaron hasta 1978 en el condado Atlantic que operaba 20 plantas de tratamiento que contaminaban aguas superficiales, tierras de cultivo y estuarios.
En México hemos acumulado fracaso tras fracaso, iniciando en 1607 con un proyecto fallido de la época colonial para resolver el problema del drenaje y las inundaciones de la Ciudad de México, el autor del proyecto fracasado fue encarcelado, el problema está aún pendiente de solución, a pesar de muchos intentos desde los periodos de gobierno de Porfirio Díaz, cuando se ideó el drenaje profundo.
En cuanto al tratamiento de aguas residuales, aunque contamos con una norma oficial que regula las descargas, ni las industrias ni las plantas de tratamiento funcionan de acuerdo con estas disposiciones. Existen muchas plantas abandonadas a lo largo y ancho del país, elefantes blancos que, desde la infraestructura, son símbolo de las apariencias y del individualismo exacerbado irresponsable. Los políticos inauguran la obra y ninguna institución se hace cargo de que operen eficientemente.
Todos estamos implicados, porque tenemos un WC en nuestros domicilios, la doble moral permanece, lo resolvemos solo de forma, nos deshacemos de nuestros desechos, escondiéndolos y alejándolos de nuestras viviendas mediante tubos bajo tierra, eso nos da la impresión de que ya no existen o ya no son asunto nuestro…. no obstante, la caca sigue ahí, a nuestro derredor, flotando en el aire, contaminando el agua y el planeta entero, enfermándonos.
Más adelante se resolvió la forma de hablar del tema de la caca, se instruyó a los menores a llamarle “popó” a la caca y “pipí” a la orina, los niños y niñas que decían “popó” y “pipí” eran políticamente correctos, gritar caca, caca, caca quizá ya no era penado, algunos adultos hasta podrían reírse divertidos ante el atrevimiento…aunque quizá en algunos lugares permanezca la visión anterior y todavía se considere acción maleducada.
Los adultos jóvenes de hoy y sus hijos
Son muchos los adultos jóvenes de hoy tienen clara la gravedad y magnitud del problema que enfrentamos, entre ellos la gran mayoría del personal de Cántaro Azul que se encuentra en estos rangos de edad y tiene conocimientos actualizados desde diversas profesiones y muy buena voluntad de contribuir. La cuestión crucial es que esta generación no ha accedido a suficientes puestos de poder, lo que es necesario para incidir en la toma de decisiones. Es necesario que se empoderen, porque esta generación y la siguiente son quienes tienen la posibilidad de cambiar la situación a un nivel territorial amplio, la mía ya no tiene suficiente tiempo.
Desde el círculo gestión comunitaria del agua y saneamiento, estamos iniciando un proyecto colectivo de aprendizaje tendiente a generar tres experiencias exitosas de saneamiento en Berriozábal.
Los modos de vida en las comunidades de Berriozábal, predominan los modos de antes
En las comunidades rurales y suburbanas de Berriozábal, no hay drenajes, ni siquiera en las más grandes, hay tubos conectados desde algunas casas a los arroyos, simas en suelo kárstico usadas como drenaje que contaminan los manantiales de las comunidades ubicadas cuenca abajo, letrinas hediondas en las escuelas y en las viviendas. En la cabecera municipal, hay dos plantas de tratamiento de aguas residuales fallidas.
Tenemos algunos casos familiares de éxito de baños secos que funcionan correctamente, aunque esta tecnología no ha sido aceptada mayoritariamente y por eso necesitamos indagar otras opciones.
Gracias por su atención. Les iremos compartiendo nuestros aprendizajes en próximas gacetas.